Chile inauguró el martes 8 de junio la primer planta de energía termosolar de América Latina, un
vasto complejo bautizado como Cerro Dominador, en el desierto de Atacama, que da un impulso a
la búsqueda de la neutralidad de carbono del país para 2050.

En una superficie de más de 700
hectáreas, 10.600 espejos rodean
una torre de 250 metros de altura
coronada por un receptor en el que
se reflejan los rayos del Sol.
Las sales fundidas del receptor
absorben el calor y lo usan para
generar electricidad, hasta 110
megavatios, mediante una turbina
de vapor.

Combinado con una planta fotovoltaica adyacente, el complejo de Cerro Dominador es capaz de
producir 210 megavatios de energía renovable.
Una característica del proyecto es que las sales pueden almacenar energía hasta 17,5 horas, lo que
permite que el sistema siga funcionando sin luz solar directa, y durante 24 horas al día, según sus
operadores.
El dióxido de carbono es el más abundante de los gases de efecto invernadero creados por el ser
humano, al que se atribuye el cambio climático y el calentamiento global.
Se genera por la quema de combustibles fósiles basados en el carbono usados en el transporte y la
generación de energía, la construcción, la deforestación, la agricultura y otras prácticas, y persiste
en la atmósfera y los océanos durante miles de años después de su emisión.
En consonancia con el acuerdo climático de París de 2015, que pretende mantener el
calentamiento global en no más de 2 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales,
Chile se comprometió a que su economía sea neutra en carbono para 2050, lo que significa que no
emite más de lo que puede compensar por otros medios.
La construcción del proyecto Cerro Dominador comenzó en 2014 en medio del desierto de
Atacama, a unos 3.000 metros sobre el nivel del mar, en el cálido, seco y soleado norte de Chile.
Piñera dijo que Chile inaugurará en 2021 más proyectos de energía limpia que en toda su historia
anterior para hacer frente al “urgente desafío” del cambio climático.
Esto incluirá la electrificación del transporte público, la sustitución de la energía basada en el
carbono por alternativas verdes y la expansión de los bosques que absorben el CO2.