Ha llegado el momento de vacunar contra el COVID-19 a los y las adolescentes, especialmente aquellos con comorbilidades de riesgo (enfermedades que ya tienen y que debilitan su sistema inmunológico), así como a las adolescentes embarazadas a partir de la novena semana.
Las y los adolescentes con enfermedades que debilitan su sistema inmunológico son más vulnerables a que la COVID-19 pueda presentar complicaciones graves que ameriten hospitalización, ingreso a unidades de terapia intensiva, necesidad de ventilación mecánica o condiciones que aumentan el riesgo de morir.
Por esto, es importante que se vacunen y que además de la vacuna, sigan las medidas de higiene, sana distancia y utilizar el cubreboca de manera correcta para proteger su salud.
Seguridad y eficacia de la vacuna
La vacuna que se aplicará es la Pfizer-Biontech, la cual mostró resultados de seguridad y eficacia del 75 % después de la 1ª dosis y del 95% 7 días después de la 2ª dosis.
Los recursos informativos en Internet y dentro de bibliotecas digitales específicas, brindan una accesibilidad mucho mayor a la educación temprana que la que estaba disponible para las generaciones anteriores. Los proyectos de investigación ahora se pueden hacer sin entrar en una biblioteca física porque hay muchas fuentes en línea. Sin embargo, eso no quiere decir que ya no necesitemos libros. De hecho, Internet es un recurso que permite un mayor acceso a libros, ahora digitalizados, e información de alta calidad.
Las ventajas de un acceso más fácil a la información se extienden más allá del aula en la recolección de conocimientos generales. Cuando los niños pueden descubrir cómo responder a sus propias preguntas, puede alentarlos a investigar más y generar un pensamiento independiente. Este proceso puede generar autonomía, confianza académica y ayudar a desarrollar el interés de los niños en nuevos pasatiempos.
2. Construye comunidad y genera interacción social
Las conexiones sociales que fomenta Internet pueden ayudar a los niños a aprender cómo comunicarse mejor y colaborar entre ellos. Los jóvenes de hoy pueden compartir intereses en la tecnología (en juegos de computadora, gadgets o aplicaciones móviles) y compartir sus intereses mutuos sobre la tecnología (salas de chat o grupos de Facebook sobre pasatiempos específicos, intereses especiales, deportes, entre otros).
La tecnología no solo conecta a los niños fuera de la escuela, sino que también puede ayudar al intercambio de conocimiento entre estudiantes de diferentes instituciones y crear conexiones entre padres de familia para compartir mejores prácticas de comunicación entre padres, profesores y alumnos.
Al igual que con cualquier pasatiempo o interés, también hay clubes y campamentos especiales para alentar y mejorar el interés de los niños en temas de tecnología y robótica.
Existen algunos campamentos disponibles en México.Te dejamos algunas recomendaciones de sitios al final de este artículo para que puedas conocer más de ellos.
3. Fomenta el compromiso y la imaginación
La tecnología puede inspirar a los estudiantes a tomar un papel más activo en el aula o en la educación, en general. Los juegos interactivos fomentan el deseo de los niños de completar tareas para objetivos a corto y largo plazo, desarrollando un razonamiento lógico.
Los juegos en línea fomentan la finalización de tareas para objetivos a corto plazo (como niveles en un juego de computadora u obtener una puntuación más alta), una parte crítica del desarrollo de habilidades de pensamiento matemático y lógico. Llegar al siguiente nivel en un juego puede hacer que los niños pregunten cuál es el siguiente paso, aprender una nueva habilidad, y por lo tanto, fomentar la perseverancia.
Internet también puede presentarles a los niños puntos de vista y culturas a los que de otro modo no podrían acceder y les permitirá empatizar mejor con los demás. Además de conectar a los niños con otras partes del mundo, la tecnología puede dar vida a historias fantásticas y, por lo tanto, fomentar la imaginación y el aprendizaje.
4. Desarrolla competencias básicas durante la educación temprana
Muchos juegos educativos también fomentan la atención al detalle y la capacidad de reunir pistas que puedan resolver un problema. Estas habilidades de pensamiento crítico pueden ser cruciales para unir investigaciones, escribir análisis literarios y otras tareas educativas y laborales en el futuro.
Los juegos de la primera infancia también pueden fomentar mejores habilidades lingüísticas. Los niños no solo aprenden a leer sino que también aprenden a pronunciar palabras y comprender las complejidades del lenguaje siguiendo las instrucciones del juego.
5. La educación tecnológica se traduce en poder económico
La dependencia de nuestra economía en la tecnología crece cada día. Para aquellos que tienen conocimientos tecnológicos, hay muchas ventajas en el futuro. La exposición temprana a la tecnología puede ayudar a los niños a desarrollar las habilidades que pueden usar en trabajos de mejor remunerados en el futuro.
De acuerdo al estudio “Empleos Emergentes 2020” de LinkedIn, las profesiones más demandadas en la actualidad, están altamente relacionadas con la tecnología, mencionando algunas como: ciberseguridad, ingeniero DevOps, desarrollador de Javascript, científico de datos, ingeniero en Nube e ingeniero Full Stack.
La tecnología es una herramienta de vida que puede ser comprendida en las primeras edades para el garantizar el mejor desarrollo futuro de la infancia.
La llegada de las vacunas contra el COVID-19 para niños y adolescentes mayores de 5 años ha cambiado las reglas del juego para muchas familias. Estar completamente vacunado puede significar un regreso más seguro a actividades divertidas y saludables como los deportes juveniles.
Sin embargo, para los niños que aún son demasiado pequeños para recibir la vacuna, es especialmente importante continuar con los pasos que reducen el riesgo de propagación del virus. También tenga en cuenta que muchos niños han estado menos activos durante la pandemia, lo que aumenta el riesgo de ciertas lesiones. Además, cualquier niño o adolescente que haya tenido recientemente COVID-19 debe someterse a una evaluación cardíaca antes de volver a la actividad física.
Siga leyendo para conocer más formas de mantener a su hijo seguro y saludable mientras regresa a los deportes y otras actividades físicas.
Antes de que comience la temporada deportiva
Comprenda las reglas de seguridad y las expectativas para la participación durante el COVID-19 y hable sobre ellas con su hijo.
Si su hijo no ha estado activo durante el COVID-19, que comience a hacer ejercicio. Para los deportes en los que se corre mucho, por ejemplo, considere un programa de acondicionamiento para principiantes (como la aplicación “Couch to 5K” o “None to Run”) un par de meses antes de la temporada. Esto puede ayudar a prevenir lesiones que la actividad repentina e intensa puede causar en los niños en crecimiento. También puede reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con el calor en los niños afectados por la obesidad durante la pandemia.
Antes de la práctica o de los juegos
Mantenga a su hijo en casa y que no practique ni juegue si se siente enfermo o tiene algún síntoma de COVID-19, y que se haga un test o prueba si el médico lo recomienda.
Recuérdele a su hijo que se lave las manos antes de llegar, o use un desinfectante para manos si no hay agua y jabón disponibles.
Que lleve equipo deportivo personal etiquetado (con el nombre), botella de agua, toalla, pañuelos desechables, desinfectante para manos y mascarilla.
Para los niños no completamente vacunados, deben usar mascarillas faciales al llegar o salir de las instalaciones de juego y fuera del campo de juego. Independientemente del estado de vacunación, anime a su hijo a usar una mascarilla en espacios interiores abarrotados, como vestuarios y transporte compartido.
Regreso a la actividad física después de infección por COVID-19
Si su hijo tiene una prueba de COVID-19 positiva, notifique a su pediatra. El médico puede aconsejarle cuánto tiempo deben esperar antes de volver a hacer ejercicio o practicar deportes. Esto se basará en la gravedad de sus síntomas de COVID-19 y si desarrolla signos de síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C), miocarditis u otras afecciones posteriores al COVID:
Los niños y adolescentes sin síntomas o con síntomas leves de COVID-19 y sin síntomas de MIS-C necesitan hacer una llamada o videollamada con su pediatra. El médico le dirá cuánto tiempo hacer cuerentena y le recomendará a su hijos que no haga ejercicio durante ese tiempo. También le preguntará sobre cualquier dolor en el pecho, dificultad para respirar, fatiga, latidos cardíacos irregulares o desmayos, por ejemplo. Un niño con una prueba de detección cardíaca positiva necesitará hacer una consulta en persona al médico, quien determinará si es necesario hacer un electrocardiograma antes de volver a la actividad física.
Aquellos con síntomas moderados y sin signos de MIS-C deben tener una consulta en persona con su pediatra. No deben hacer ejercicio hasta que sus síntomas hayan desaparecido y su médico les vea para un examen cardíaco, un examen físico completo y un electrocardiograma. Se considera que los síntomas moderados son cuatro o más días de fiebre de más de 100.4°F (38°C), una semana o más de dolores musculares, escalofríos o fatiga, o una estadía en el hospital fuera de la UCI. Los siguientes pasos dependen de la detección cardíaca o de los hallazgos del electrocardiograma.
Si el examen cardíaco de su hijo es normal, puede volver gradualmente a la actividad física una vez que hayan pasado 10 días desde una prueba positiva. Sus síntomas también deben desaparecer sin usar medicamentos para reducir la fiebre durante, al menos, 10 días. Si el examen cardíaco o el electrocardiograma de su hijo son anormales, probablemente lo remitirán a un cardiólogo para que realice más pruebas.
Los niños que estuvieron muy enfermos por COVID-19 o diagnosticados con MIS-C deben ser tratados como si tuvieran el músculo cardíaco inflamado (miocarditis). Esto incluye a aquellos que necesitaron permanecer en la UCI y/o fueron intubados. Dependiendo de los signos y síntomas de su hijo, es posible que sea necesario realizar otras pruebas. Antes de que su hijo salga del hospital, debe haber un plan de seguimiento con un cardiólogo.
Los niños y adolescentes que tuvieron una enfermedad grave o MIS-C no deben hacer ejercicios ni competir durante 3 a 6 meses. Un cardiólogo pediatra debe examinar a estos niños antes de que se les permita volver a hacer ejercicio o competir. El médico recomendará un programa de aumento gradual de la actividad física según la edad del niño y la gravedad de los síntomas. Tenga en cuenta que incluso si su hijo ha sido autorizado para la actividad, deberá detenerse de inmediato si experimenta dolor en el pecho, aumento de la dificultad para respirar, palpitaciones cardíacas repentinas, sensación de desmayo o desmayo. Deberán ver a su pediatra en persona si tienen estos síntomas, que podrían indicar problemas cardíacos.
Se siente identificado con alguna de las frases de la derecha? Todos los padres quieren darle la mejor educación a sus hijos, pero nadie tiene la receta mágica, y en algunas ocasiones, más de las que nos gustaría, caemos en el error de decir cosas que pueden desmotivarles, dinamitar su autestima o dificultar nuestra relación con ellos. Pero no se fustigue. Al fin y al cabo, ¿quién no se ha visto sobrepasado por el cansancio de un duro día de trabajo y el no menos estresante tira y afloja que le espera en casa? “Somos humanos y es normal equivocarse. Lo importante es saber pedir perdón, algo que a muchos padres les cuesta. Además, si lo hacemos, les estamos dando un gran ejemplo”, explica María Rueda, psicóloga de Cenit Psicólogos. “No se trata de retractarnos, ni tampoco debemos compensarles con cariño y palabras bonitas. Lo que han hecho está mal y debemos explicárselo para que aprendan a tomar mejores decisiones la próxima vez. Además, deben saber que sus actos tienen consecuencias”, continúa. Así que hágaselo saber, pero desde un punto de vista constructivo y empático.
Según los expertos, éstas son las frases que debería evitar en la comunicación con sus hijos:
1. ‘Aprende de tu hermano’
Las comparaciones siempre son odiosas, no sólo para los adultos, sino también para los menores. Es muy fácil caer en ellas cuando se tienen varios hijos, pero hay que tener cuidado porque “generan rivalidades en la familia y son muy perjudiciales a la larga”, afirma Rueda. El niño percibe a su hermano como un modelo que nunca podrá alcanzar y esto afecta a su autoestima, al considerar que a sus padres les gustaría que él fuera de otra manera.
2. ‘Me vas a volver loca’
Puede que esta afirmación sea cierta en muchas ocasiones y que usted se vea al límite de la cordura, pero no tiene por qué hacerle partícipe de ello a su hijo. “Utilizar la culpabilidad para motivar no es el mejor método para cambiar su comportamiento. Además, puede generar un impacto negativo en nuestra relación con ellos”, afirma Rueda. “Les estamos transmitiendo la idea de que nuestros problemas son culpa suya, y esto les puede generar una gran ansiedad”, afirma Inma Marín, consultora pedagógica y presidenta en España de la Asociación Internacional por el Derecho del Niño a Jugar.
3. ‘¿No te da vergüenza portarte así?’
Al igual que la anterior expresión promovía la culpa, ésta fomenta la vergüenza. Algunos padres tratan de imponer disciplina de esta manera, principalmente delante de otras personas, “pero es mejor evitar las críticas que no sean constructivas o sólo conseguirá humillarle y minar su autoestima”, argumenta Rueda.
4. ‘Si no haces esto, te voy a castigar’
Las amenazas, en cambio, utilizan el miedo y pueden llegar a erosionar la confianza que los niños tienen depositada en sus progenitores. Además, “con nuestro ejemplo, les estamos enseñando que para conseguir lo que quieren es legítimo hacerlo a través de la intimidación”, dice Rueda.
El problema de abusar de esta frase u otras similares es que, en la mayoría de los casos, es una expresión vacía. Por ejemplo, “si te portas mal no te van a traer nada los Reyes Magos”. “Sabemos que esto no va a pasar nunca ya que no pretendemos dejar a nuestro hijo sin regalos. De esta forma sólo conseguimos que nuestro hijo aprenda que sus acciones no tienen consecuencias y perdemos credibilidad. Por lo que si se quiere imponer un castigo, éste debe ser coherente y debemos estar dispuestos a llevarlo a cabo en un breve periodo de tiempo”, dice la psicóloga.
Otras veces se utiliza este estilo comunicativo para hacer a los niños un chantaje emocional: “Si te portas bien, te compro una chocolatina”. De esta manera se corre el riesgo de que el menor no aprenda por qué tiene que hacer lo que se le ha pedido, sino que lo hace para obtener un fin determinado.
5. ‘Estoy harta de ti’
Cuando un padre utiliza esta expresión, víctima del estrés, no tiene la intención de herir los sentimientos de su hijo, ni mucho menos, pero hay que ser conscientes de que este comentario, fruto de la exageración, puede provocar que su hijo crea que es real y permanente, y provocar en ellos un impacto negativo. “El amor de un padre hacia un hijo es incondicional, y eso es algo que debemos hacerles saber en todo momento”, afirma Marín.
6. ‘Eres un niño malo’
“Es un error decirle a un niño que es malo porque éste pensará: ‘Vale, soy así y no puedo hacer nada por cambiarlo'”, cuenta Rueda. Los expertos aconsejan ser concretos a la hora de explicarles qué es lo que han hecho mal y censurar sus acciones. “Diciéndoles que son malos les transmitimos la idea de que son defectuosos. Por eso, es más aconsejable centrar la atención en lo que pueden cambiar en el futuro para conseguir un resultado más positivo”. Es más constructivo usar otras expresiones como: “No me gusta cuando haces…” para explicarles por qué su comportamiento no es aceptable y ofrecerles alternativas.
7. ‘Porque lo digo yo… y punto’
Los adultos tendemos a pensar que siempre tenemos la verdad absoluta si nuestro interlocutor es un niño. Y cuando llega un punto de la discusión en el que ya estamos cansados de argumentar, recurrimos a esta frase para darla por zanjada. Pero el imperativo por el imperativo no hace otra cosa que erosionar la relación padre-hijo si no se les ofrece ninguna explicación de por qué deben hacer lo que se les ha pedido.
8. ‘No llores, que no es para tanto’
“Muchas veces tendemos a infravalorar los sentimientos de nuestros hijos. Puede que se hayan peleado con un amigo en el colegio y aunque esto para nosotros carezca de importancia, para ellos la tiene y no debemos quitársela”, explica Marín. “También es habitual usarla con la intención de distraerles de eso que les duele para que se sientan mejor, pero esa no es la manera adecuada de ayudarles. Es mejor apoyarles y consolarles para que sepan que cuando les pase algo malo nosotros les entenderemos y estaremos ahí”, continúa.
9. ‘Deja, que ya lo hago yo’
El mensaje que se lanza cuando se utiliza esta expresión es claro: “No vas a ser capaz de hacerlo”. Y si el padre lo cree, el niño también lo hará, así que éste llega a la siguiente conclusión: “¿Para qué me voy a esforzar la próxima vez?”.
Además, de esta forma le estamos impidiendo que aprenda por sí mismo, convirtiéndole en una persona dependiente e insegura. Otras frases similares a ésta son “no sabes hacer nada bien” o “no sé cuándo vas a aprender”, afirmaciones poco constructivas que “no valoran el esfuerzo, sino el resultado que se obtiene”, asegura Marín.
10. ‘Eres un vago y así no vas a llegar a nada en la vida’
Los estudios y las malas notas son uno de los principales frentes abiertos cuando se trata de hijos adolescentes. La intención de los padres es que se den cuenta de que no les aguarda un futuro prometedor si no hacen lo que se espera de ellos y que llegará un momento en el que se arrepentirán de haber tomado decisiones equivocadas, pero lejos de provocar una reacción positiva en ellos, estas frases dañan la relación parteno-filial y provoca en los jóvenes frustración y desinterés.
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